19/5/08

Coves del Canelobre


El Cabeçó d’Or:
La sierra del Cabeçó d’Or, es un conjunto intrusivo del Jurásico Superior formado de duras capas calcáreas; dispuesto de norte a sur, se eleva entre enérgicos escapes y crestas cretácicas verticales y desgarradas hasta una altitud de 1207 metros sobre el nivel del mar. La piedra que forma el Cabeçó es caliza muy dura, en su mayor parte blanquecina, algunas veces parda y otras jaspeada de rojo o blanco. En las faldas altas se pueden encontrar cristales blancos romboidales de espato calizo.
En su cumbre se conservan rastros de algunos pozos excavados en otros tiempos, para sacar las supuestas minas de oro; se hallaron sólo piritas y otros minerales de poco valor. Sin duda alguna les atrajo aquel adagio que se ponía en boca de los moriscos.
¡”Ah cabeza de oro” “Quien te pudiera pillar una noche solo”! En la parte superior de dicho monte a una altura entre 600 y 700 metros de altitud sobre el nivel del mar se halla situada la Cueva del Canelobre (candelabro), su entrada natural está orientada hacia el oeste y se encuentra en la parte superior de la cueva (700m).

La formación de las cuevas:

La formación general de las cuevas se observa en casi todos los terrenos, a excepción de los terrenos ígneos –donde suelen ser muy raras- ; donde más abundan son en los terrenos calizos, en cuyo interior se localizan formas de reconstrucción cárstica de proporciones gigantescas y fantásticas.
En las montañas, raras veces se dejan de encontrar estos huecos, cerrados completamente unos, y otros con aperturas exteriores más o menos obstruidas por desprendimientos. Dichas cuevas se formarán a partir, no del momento en que se formaron las rocas, sino a partir del momento en que éstas empiezan a erosionarse. El origen de estas cavidades debe buscarse en los distintos periodos geológicos, cuando las rocas fueron desgajadas y empujadas hasta cabalgarse unas sobre otras en un acontecimiento de contracción de la corteza terrestre, originando gigantescos levantamientos de cordilleras e innumerables terremotos.
Más tarde las aguas subterráneas al correr, irán minando lentamente las capas superiores arcillosas hasta que, al fin se desploman, dejando un vacío cubierto de otras capas calizas, que se sostienen a causa de su forma abovedada. Después de la formación de la caverna es cuando empieza el embellecimiento del interior por medio de las filtraciones de agua, y uno de los aspectos más espectaculares de estas cavernas lo constituyen la variedad, belleza y formas de sus enormes cristalizaciones de calcita (carbonato cálcico) denominadas “espeleotemas”. El origen de estas formaciones se debe a la frágil y compleja reacción de equilibrio entre el carbonato cálcico CO 3 + el agua H2 O + el anhídrido carbónico CO 2 disuelto en el agua = a bicarbonato cálcico (CO 3 H)2 Ca. La temperatura del agua también influye sobre la cantidad de anhídrido carbónico que puede llevar en disolución, porque el CO 2 es más soluble en agua fría y se desprende cuando el agua se calienta.. Dado que la temperatura dentro de las cuevas permanece casi constante todo el año, mientras que la exterior es superior en verano e inferior en invierno, podemos afirmar que la actividad de estas cristalizaciones en invierno es mucho más intensa.
En general el distinto tamaño de los diminutos cristales, son los responsables del distinto aspecto brillante o satinado de los espeleotemas, mientras que la presencia de impurezas (magnesio, silicio, yeso, hierro, etc.) será la causa de su coloración.. Así pues, los cristales de calcita serán transparentes; si éstos son grandes serán incoloros, o bien blancos cuando éstos son pequeños. Otra cuestión interesante ha observar es , el aspecto polvoriento que presentan muchos de ellos, una vez que el crecimiento activo ha cesado. Ello es debido a la corrosión de los cristales que ocurre a escala microscópica como consecuencia de la actividad de una microflora (hongos, bacterias, etc.) que destruyen los cristales. Cuando las aguas circulan sobre su bóveda cargada de carbonato cálcico, filtran por pequeñas hendiduras, y dan lugar a los siguientes fenómenos: al asomar la gota del agua en el interior de la caverna, va depositando a su alrededor por el desprendimiento de ácido carbónico excedente, el carbonato cálcico que llevaba en disolución y que es el que poco a poco formará la “estalactita”.
Éstas adoptan formas muy variadas que se denominan, según sus formas en: “Tubulares o Macarrónicas” formadas por tubos de carbonato cálcico, son las llamadas “normales”, que se alimentan acuíferamente del exterior y cruzan radialmente la estalactita. “Banderas o Colgaduras” formadas por el discurrir del agua por la bóveda o las paredes. “Aneolitos o Excéntricas”, también llamadas “Elípticas”, de irregular formación, y con un desarrollo característico que a veces desafían las leyes de la gravedad, y su formación es confusa. Y “Mixtas”, formadas por dos o más variantes simples.
Más pronto o más tarde la gota de agua se desprenderá de la bóveda y aún conserva carbonato cálcico y éste a su vez se va depositando en el suelo, que poco a poco irá formando una “Estalagmita”, y que con el transcurso del tiempo puede llegar a juntarse con la estalactita formado una “Columna”, por regla general de formas muy caprichosas y fantásticas.
Si por el contrario, el agua corre con mayor frecuencia y velocidad, ésta se irá escurriendo lentamente formando una lámina de agua que al cristalizar debajo de esta lámina el carbonato cálcico, irá formando como un amplio manto que cubrirá las paredes y suelos; estas formaciones reciben el nombre de “Coladas”.
Una transición de formas entre coladas y estalactitas y estalagmitas son muy frecuentes, ello revela los distintos periodos de precipitación y velocidad del goteo.
En cuanto a la edad de esta concreaciones debemos observar que no siempre están en relación con su altura. Puede suceder que, una estalactita, -por ejemplo- , de tres metros, se haya formado en menos tiempo que otra de un metro, incluso en la misma cueva. También podemos observar muy frecuentemente que debajo de una estalactita enorme se ha formado una estalagmita pequeña, o al contrario, debajo de una estalactita diminuta se forma una estalagmita de enormes proporciones.
En resumen: el crecimiento de las estalactitas y estalagmitas es complejo y no fácil de determinar, pues depende de la cantidad y velocidad de las filtraciones y la disolución de bicarbonato cálcico. Pero a groso modo, podemos decir que en circunstancias normales pueden crecer como 1 cm. cada 10.0 00 años.
En la Cueva del Canelobre, tenemos un buen ejemplo de una caverna de enormes dimensiones, con todo tipo de grandes, pequeñas y diminutas estalactitas, estalagmitas, coladas, etc., algunas totalmente activas y muchas en proceso de corrosión.
Historia:
La cueva debe su origen a fenómenos geológicos, como la erosión-disolución del terreno calcáreo por efecto del agua filtrada, así como a la erosión mecánica.
La entrada natural a las Cuevas del Canelobre se halla situada en la vertiente suroeste de la sierra Cabeçó d’Or (1207 metros), a unos 700 metros de altitud sobre el nivel del mar. La antigüedad de la caverna se remonta a más de 130 millones de años, de ahí la importancia en la cantidad y tamaño de sus coladas, así como de sus estalactitas y estalagmitas, que algunas de ellas llegan a más de 20 metros de altura y de formas fantásticas; impresionante es el recinto principal con la cúpula de 70 metros de larga por 45 de anchura y la impresionante altura de 55 metros desde el fondo de la cueva, y como no por la similitud con la nave central de una gran catedral.De la Prehistoria no se tienen noticias sobre si fue utilizada por los humanos. El descubrimiento se atribuye a los árabes y a sus actividades mineras.

Los árabes llegaron por estas tierras del Levante español en el año 711, y poco más tarde empezaron a conquistarlas e islamizarlas.
Probablemente la cueva ya fue descubierta por ellos unos 200 años después de la islamización, por lo que se supone que fue a mitad del siglo X, dejando pequeños testimonios de su cultura en el interior de ella.
En 1238 estas tierras fueron conquistadas por el rey Jaime I de Aragón, más tarde , algunos árabes se convirtieron al cristianismo, y la mayor parte de ellos fueron expulsados al norte de África.
A partir de estas fechas poco se conoce de su historia, hasta que el primero de junio de 1844 fue visitada por D. Santiago María Pascual -ilustre cronista y naturalista- que la describió -entre otras muchas cosas- de esta manera: “Anonadado a la vista de este inmenso vacío que sobrecoge al espíritu, se va explayando poco a poco la imaginación de tantas y tan variadas como caprichosas filtraciones de espato calizo o estalactitas y estalagmitas, formando ya grupos de majestuosas columnas con sus cornisamientos y arquitrabes, jarrones, atrios, estatuas y otras mil rarezas, ya en columnas aisladas, esbeltas y ligeras y de una altura prodigiosa, y coladas que adornan todas las paredes”.
D. Santiago María Pascual, escribe también en su crónica:¡”A pesar de lo poco visitada que es esta cueva se leen no obstante en una gran losa que hay a su final, los nombres de algunas personas notables por sus conocimientos y categoría, como fueron el de Gutiérrez, profesor de mecánica aplicada a las artes y célebre naturalista; el del insigne general Cayetano Valdés; el del célebre Lagazca, y otros varios”!
Nota: la losa de que se habla anteriormente, probablemente ha sido con el tiempo enterrada, en el fondo de la cueva.
En la Geografía de Figueras Pacheco (año 1919) existe una nota que habla de un manuscrito y de un plano de la cueva, que había en algún lugar del norte de África. Pero es a partir de 1900 cuando la caverna adquiere importancia real, por las exploraciones del Dr. Carral; anterior a éste, hemos de resaltar al ya mencionado D. Santiago María Pascual.
Hasta 1936, la cueva, sumida en su condenada oscuridad, era privilegio de grupos de espeleólogos y algún que otro atrevido, pues había que entrar con cuerdas por la entrada natural –y no sin tomar bastantes riesgos- pues era un precipicio de más de 50 metros de profundidad.
Entre 1936 y 1939, se construye el túnel de 45 metros de longitud, que actualmente da acceso a la caverna, y tres grandes plataformas en su interior, fue habilitada con luz eléctrica y utilizada por el ejército republicano como fábrica-taller de reparación de motores de avión y depósito de armamento durante la Guerra Civil Española. 1939, después de terminada la guerra, fue saqueada en muchísimas ocasiones y la plataforma inferior derrumbada (aún se pueden observar huellas de esta plataforma, como huecos en las estalagmitas, pilares, etc).
A finales de los años 40 principios de los 50, ya hubo un hijo de Busot (Javier Giner Albert) que, junto con varios amigos soñó con habilitar el interior de la cueva como auditorio, y a principios de los años 50 convirtió su sueño en realidad consiguiendo organizar un primer concierto con obras de Beethoven y Johan Sebastian Bach. Durante algún tiempo continuó esta actividad con algún concierto y algunas reuniones, como por ejemplo: “Primera Noche del Espeleólogo” (1956) organizada por el Centro Excursionista de Alicante.
De dicho centro excursionista, nació en 1960 la genial idea de elaborar un serio proyecto para convertir las dos plataformas existentes en el interior de la cueva, en “Sala de Conciertos”, y que en 1961 el proyecto era una “realidad” sobre papel y que sólo se quedó en eso “en proyecto sobre papel”, a pesar de la insistencia de algunos señores como: Sainz Cáceres. Gonsálvez, Alemany, Giner Albert, etc. (ver plano, primera página).
En 1963, por iniciativa privada, se construyeron las escaleras que unen desde la entrada natural hasta el fondo de la cueva, se instalaron luces de colores para resaltar las formaciones calcáreas, se dotó de un equipo de música por el que se podía escuchar piezas clásicas, y desde este momento quedó la cueva abierta al público para que todos pudiésemos admirar la grandeza de estas maravillosas y caprichosas formaciones y disfrutar de la música al amparo de estas condiciones acústicas inmejorables.
En 1989 se hace cargo de las cuevas el Exmo. Ayunt. de Busot y pocos años más tarde, en 1996, la cueva recobró un nuevo esplendor después de una remodelación, en la cual se amplió la plaza exterior, se construyeron unas escaleras nuevas que rodean un rincón hasta el momento desconocido para los visitantes, se acondicionaron las antiguas escaleras y se dotó de nuevas instalaciones de iluminación y megafonía, así como el acondicionamiento de las plataformas interiores con escenario y gradas para el público...
Aquí en la cueva, se han cumplido deseos como, el del Sr. Vicente Morán, creador de la Sección de Espeleología del Centro Excursionista de Alicante, que falleció en París donde residía, y sus cenizas fueron trasladadas hasta Canelobre para ser depositadas en el fondo de ella, donde él y tantos otros espeleólogos en muchas ocasiones en la década de los 50 practicaron su afición por la Espeleología.
El mismo año, en septiembre, la Cueva del Canelobre se convirtió en escenario excepcional para la clausura del Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante. Por primera vez, este certamen utilizó un escenario natural para el estreno absoluto de un espectáculo musical y visual, “El diario de Jonás”, creación de Concha Pérez y José Iges.
Hoy día, bajo los focos que iluminan toda la cavidad, podemos disfrutar admirando la variedad y cantidad de las fascinantes estalactitas y estalagmitas, de la insuperable acústica de esta maravillosa cueva, de algunos conciertos y de actos lúdicos y festeros.

1 comentario:

El tío Maset dijo...

Después de leer tu artículo sobre les Coves del Canelobre veo que tienes una documentación personal sobre el tema muy importante. Cuando nuestra Coral dimos un concierto en ellas ya quedé impresionado por su magnificencia. Tú, con tu documentado artículo, has contribuido a completar mis escasos conocimientos sobre esa Cuevas. Enhorabuena, Pepe. Saludos de El tío Maset.

Raimon


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